DIMENSIÓN SOCIAL
Desde su rol de coordinadora y facilitadora, Irene Goikolea promovió procesos de consolidación de la soberanía interna o autoliderazgo, trabajando el encuentro, aceptación e integración de los aspectos excluidos de cada quien. En este sentido, el trabajo de sombra ha sido un pilar en la sostenibilidad de la comunidad que ha contribuido, además, a acortar la distancia que nos separaba del otro. Así mismo, se impulsaron procesos enfocados en consolidar la confianza, la colaboración y la apertura entre nosotros y en favorecer la escucha y la participación activas en nuestros círculos de palabra. La cooperación y el sentido de pertenencia se favorecieron a través de las relaciones comunitarias, proyectos comunes, objetivos compartidos, la ayuda mutua y la resolución de conflictos, así como del voluntariado.
Con el transcurso del tiempo, se fueron formalizando órganos de autogestión o gobierno de la comunidad, partiendo de las propias dinámicas que se habían ido desarrollando inicialmente en un nivel informal y familiar. Los órganos más importantes fueron los círculos de palabra, como espacios para abordar cuestiones que requerían más de procesos que de decisiones. Atender estas cuestiones fue fundamental para tomar decisiones con responsabilidad, sobre todo en una época en la que la materialización del lugar requería un gran compromiso por parte de todos y todas. Además, una Comisión, formada por 6 personas, se ocupaba de elaborar el plan de trabajo y las decisiones más acuciantes con respecto al complejo hostelero, manteniendo la comunicación con los/as responsables de las diferentes secciones o ámbitos. Sin embargo, las cuestiones que afectaban en algún ámbito humano a la totalidad o a parte de los integrantes de la comunidad, se trataban en círculos de palabra con el grupo al completo y se adoptaban las decisiones por consentimiento ofreciendo a la totalidad la oportunidad de participar.
Buenas prácticas
El Voluntariado como herramienta de cohesión social
En nuestra vivencia comunitaria, hemos podido experimentar cómo todos tenemos algo que ofrecer: tiempo, atención, compañía, dones o habilidades. En Amalurra, una parte del voluntariado ha estado enfocado en tareas de mantenimiento y sostenimiento de la comunidad, como en el cuidado de los jardines y huertas o en el restaurante y la cocina, por ejemplo.
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Toma de decisiones por consenso
Como facilitadora del proyecto Amalurra, Irene Goikolea fomentó prácticas que promueven la máxima participación, el entendimiento mutuo y las responsabilidades compartidas, como vía para recorrer el camino hacia los objetivos establecidos. Estas prácticas buscaban soluciones inclusivas y acuerdos sostenibles tanto a nivel individual como grupal. Dentro de este contexto, se hizo necesario implementar dinámicas enfocadas en alcanzar un consenso grupal con respecto a desacuerdos preexistentes o a los que iban surgiendo en el camino hacia la consecución de los objetivos comunes. El fin de esas dinámicas fue lograr una visión más amplia y abarcadora de cada situación, de manera que cada quien pudiera situarse en ella consciente de su lugar en relación a los demás.
Responsabilidad y acción social
Fiel a su compromiso con el activismo social, Amalurra ha estado integrada y continúa en este momento formando parte de la Red Ibérica de Ecoaldeas, RIE, y en GEN Europe, la Red Global de Ecoaldeas en Europea.
La interacción con otras comunidades, asentamientos y proyectos comunitarios ha tenido siempre como objetivo impulsar el crecimiento personal, la inclusión, el diálogo, la investigación y el despertar a la conciencia.
En la comunidad, las salas con diseño circular, como la sala Lurbeltz, han sido los espacios más apropiados para celebrar círculos de palabra, donde se fomenta el diálogo, la escucha activa y la comunicación transparente.