Un año más la noche de San Juan nos reunió en Amalurra en torno a un hermoso fuego, lleno de vida, de calor y de buenos deseos. La festividad de la noche de San Juan en Amalurra siempre es un evento especial para nosotr@s porque fue la primera fiesta que celebramos como comunidad. Es una fiesta que nos alegra el corazón y nos recuerda la ilusión con la que llegamos a Artzentales y la intención que teníamos cuando fundamos la comunidad para ir mas allá de nuestros intereses individuales y traspasar colectivamente esos límites.

La magia de esta fiesta conecta con todas las hogueras que a la vez se hacen en diferentes lugares del mundo y con la memoria de todos esos fuegos encendidos por nuestros antepasados desde tiempos ancestrales. El protagonismo del fuego, del resto de elementos y elementales nos ayudan a rescatar el ADN común de una humanidad que debe su supervivencia a la Madre, a la Madre Tierra.

Esta mágica noche, además,  consigue reunir a nuestras familias, amistades, vecindad, huéspedes del hotel e invitados que año tras año o por primera vez llegan a Amalurra a través de nuestra convocatoria abierta e inclusiva: todas las edades, orígenes y creencias son bienvenidas. Así todas y todos unidos por una única intención de celebrar conjuntamente esta noche peculiar, de echar al fuego lo sobrante y ayudar a  nuestros sueños a echar a volar.

La música, la danza, los saltos sobre la hoguera, los pintxos y el chocolate fueron llenando la noche que comenzó con una sencilla y emotiva ceremonia  en honor a las cuatro direcciones con el vibrante sonido de la caracola y los tambores. Como cada año, esta ceremonia inaugural estuvo a cargo de Irene Goikolea, fundadora de la comunidad, que quiso agradecer, recordar, incluir y valorar los pasos andados y los venideros, la mención a los ancestros y a lo invisible y la importancia de aunarnos en un propósito común que aporte unidad y bienestar al todo. Las palabras del círculo completaron la ceremonia, cada cual en su idioma, desde diferentes lugares del mundo, algunos compartiendo sus intenciones, otros sus miedos, recordando también a los que no están, a los que tienen menos suerte que nosotr@s, una llamada a la acción personal pero también a la colectiva,  para hacer «algo» responsable por esas personas que están muriendo en el mar, que están siendo separadas en las fronteras, esa juventud perdida en el desarraigo,… La celebración necesaria para honrar nuestra vida junto a la conciencia para no olvidar lo que nos rodea y nos incumbe.

En resumen, una n0che que esperamos repetir durante mucho tiempo cada vez que llegue el equinoccio para honrar el misterio y la magia del círculo sagrado de la vida. Y, como siempre, os esperaremos con los brazos abiertos porque forma parte de la intención de esta comunidad sumar y compartir.

Gora San Juan.

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