El primer encuentro de este año de las comunidad Amalurra (País Vasco, Andalucía y Catalunya) volvió a reunir a todos los integrantes de nuestro proyecto, siendo una vez más la comunidad Amalurra de Bizkaia la anfitriona.
Reencontrarnos, siempre es un placer y una oportunidad de renovar la complicidad entre quienes compartimos la experiencia de hacer comunidad. Dentro del encuentro, hubo espacio tambien para profundizar sobre nuestros procesos grupales, facilitado, una vez más, por Irene Goikoela.
De entre las experiencias y reflexiones de este encuentro, compartir, en particular, la lección aprendida respecto a lo relativo del “mirar”, de poner la atención en las dificultades o en los logros, en los bloqueos y limitaciones o en nuevas metas y horizontes esperanzadores. Todo está ahí, porque todo forma parte de la vida y por ende, de nuestra experiencia comunitaria. Ahora bien, el propósito de esta mirada es la libre opción que existe dentro de cada uno y dentro del colectivo. ¿Aprendemos o nos justificamos?. Es cuestión de elegir.
De hecho, el encuentro trascurrió con esta doble mirada, que nos obligaba a despedirnos del final de una etapa para poder abrirnos a lo nuevo y renovado. En ese preciso momento, la sincronicidad llegó en forma de lienzo, de dos cuadros que la Comunidad de Barcelona tenía preparados para entregarnos y que, ¡oh causalidad!, reflejaban dos semillas, dos huevos, cargado uno con el peso de la oscuridad sobrante, la que ya no es fecunda, y el otro, lleno de luz y ligereza, gracias a los actos de responsabilidad de cada uno de nosotros y nosotras, asumiendo lo hecho y lo por hacer.
Una sincronicidad, según autores como Jung, significa un mensaje del universo y así lo entimos nosotr@s cuando contemplamos ambos cuadros. En palabras de Irene Goikolea: “el futuro que anhelamos es simplemente una mejor versión de nosotros mismos, un Yo más afinado y maduro, deseoso de contribuir con sus dones, no a los reclamos de su ego, sino al proceso evolutivo de la Humanidad”.
Según esta sincronicidad, si lo tomamos como un sueño revelador, podríamos intuir que en campo colectivo ha germinado ya una nueva semilla, que la nueva vida está lista para eclosionar. ¡Bienvenida!