Hermanos en el corazón del mundo
Vuela fuera, corazón
más allá de la cárcel del recelo,
sepultura de la vida y de su anhelo,
que arruina, menosprecia y asesina,
todo amor o compasión.
Muéstranos tú, corazón
esa loca tiranía del prejuicio,
esos hilos invisibles del ensueño,
que ha logrado tantas veces ser el dueño,
de la mente y la razón.
Rompe ahora corazón,
los barrotes que aprisionan la cordura,
que difaman el respeto y el crisol de una cultura,
con palabras que son miedos y ensalzan una locura
que dinamita la unión.
Abrázame tú, corazón,
para poder abrazarte
sentirte y argumentarte
sin que el temor me amordace o me posea la ira,
la rabia o la sinrazón.
Abre puertas corazón,
abre ojos y ventanas,
toca almas y campanas,
que paren la prepotencia, instruyan a la ignorancia,
despierten al dormilón.
Vuela alto corazón
por encima de los odios,
las rencillas y los miedos,
el veneno, la codicia, la angustia o la avaricia,
del juicio y la incomprensión.
Dame tú voz, corazón
suelta el nudo en mi garganta,
y ayúdame a ser quien canta
para acunar lo que espanta
con tu admirable canción.
Amparo Fernández Sánchez