Amalurra Bizkaia, anfitriona de este evento por primera vez en su trayectoria como comunidad y como miembro activo de la RIE, se enfrentaba al reto de acoger entre 300 y 400 personas (según las previsiones) y crear para ellas una infraestructura que nos permitiera disfrutar, tanto a las personas de la propia comunidad como al resto de los participantes, de esos días de convivencia.
Los típicos y necesarios nervios nos mantuvieron en tensión durante el mes y medio previo, unidos a una gran dosis de ilusión de quiénes van a recibir en su casa a gentes de variados lugares, historias y caminos recorridos.
La fase previa fue seguramente el mayor desafío, por estar llena de incertidumbres y preguntas como estas: qué cantidad de alimentos compramos; dónde conseguimos carpas (siempre puede llover, que esto es Bizkaia); a quién podemos pedir sillas, mesas, bandejas. También hubo que encargarse de tareas como llamar a la mancomunidad para solicitar contenedores, pedir permiso para crear el camping, diseñar los carteles informativos o las invitaciones para las instituciones locales, escribir las notas a los medios, pedir ayuda a los especialistas en baños secos, etcétera, etcétera. Finalmente todo se fue dando: las instituciones nos facilitaron todo aquello que solicitamos, nuestras amistades se volcaron en apoyarnos y nos fueron dotando de todo lo necesario. Las comunidades que ya habéis acogido eventos de este tipo sabéis bien lo que conlleva. Hacer comunidad para acoger una comunidad mayor es un reto en sí mismo.
Por fin llegó el día y poco a poco las 400 personas esperadas fueron llegando integrándose en el movimiento grupal y sintonizándose con la ilusión, los propósitos y el entusiasmo con el que habíamos iniciado esta aventura.
Para la comunidad Amalurra ha sido especialmente gratificante poder compartir estos días con las personas voluntarias que llegaron dispuestas a apoyar sin reservas y con todas y todos lo que se acercaron al lugar y lo cuidaron con respeto y cariño. Hemos disfrutado de su compañía, hemos intercambiado cantos, bailes e ideas, hemos compartido y nos hemos nutrido mutuamente del conocimiento adquirido en los diferentes recorridos de la vida comunitaria.
En Amalurra nos queda todavía el buen sabor de boca por un encuentro que ha fluido en armonía. Nos sentimos muy agradecid@s por esta oportunidad de dar un paso más en la apertura y por haber podido compartir el sueño de caminar juntos. Ha sido maravilloso comprobar que este tipo de encuentros sirven para aunarnos y sonar como notas diferentes unidas dentro de una misma sinfonía.
Gracias a cada una de las personas que habéis hecho posible el sueño de hacer COMUNIDAD, en mayúsculas. Hasta el próximo encuentro de la RIE.